La Fontana de Trevi - Roma

Hay que llegar a ella para apreciarla, ya que el efecto de la Fontana de Trevi no se nota de a poco, ya que todas las calles que nos llevan a ella son cerradas y no nos permiten adivinar su majestuosidad. Pensada en el siglo XVIII por Nicola Salvi y realizada en un lapso de 30 años, la Fontana es una alegoría a la exaltación del agua en todos sus sentidos. Hasta allí llegaba el acueducto antiguo del Agua Virgen (del año 19 a. C.) y podemos leer su historia en los impactantes relieves de la parte superior.
La Fontana de Trevi - Roma

La complejidad que representa la grandeza de la fuente y el reducido espacio donde se encuentra es notoria ya que casi parece rebosar de su plaza natural. Océano que surge en el centro de la fuente y su carro tirado por caballos marinos y tritones impresiona a aquel que lo ve por primera vez.

No se puede dejar Roma sin tirar la clásica moneda a sus aguas, siempre cambiantes, para conseguir volver a la llamada Ciudad Eterna. El "procedimiento correcto" según los guías turísticos es el siguiente: hay que ponerse de espaldas a la Fontana y arrojar la moneda con la diestra por arriba del hombro izquierdo. El millón de Euros anuales que recibe en monedas la fuente, al ser arrojadas, se utiliza hace algunos años con fines benéficos para las familias pobres de la región.

La Fontana de Trevi quedó inmortalizada en La Dolce Vitta, quizás la película más recordada del genio italiano Federico Fellini, en donde una opulenta Anita Ekberg se bañaba en sus aguas ante la mirada de un extasiado Marcelo Mastroianni.

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