La complejidad que representa la grandeza de la fuente y el reducido espacio donde se encuentra es notoria ya que casi parece rebosar de su plaza natural. Océano que surge en el centro de la fuente y su carro tirado por caballos marinos y tritones impresiona a aquel que lo ve por primera vez.
No se puede dejar Roma sin tirar la clásica moneda a sus aguas, siempre cambiantes, para conseguir volver a la llamada Ciudad Eterna. El "procedimiento correcto" según los guías turísticos es el siguiente: hay que ponerse de espaldas a la Fontana y arrojar la moneda con la diestra por arriba del hombro izquierdo. El millón de Euros anuales que recibe en monedas la fuente, al ser arrojadas, se utiliza hace algunos años con fines benéficos para las familias pobres de la región.
La Fontana de Trevi quedó inmortalizada en La Dolce Vitta, quizás la película más recordada del genio italiano Federico Fellini, en donde una opulenta Anita Ekberg se bañaba en sus aguas ante la mirada de un extasiado Marcelo Mastroianni.